Saturday, January 26, 2008

Un cuento de un tal Jefito

Déjame contarles un cuento de un tal Jeff... El fin de semana pasado... El viernes, mi grupo de capoeira y yo fuimos a un gimnasio para practicar los saltos... (Y ahora puedo casi hacer un flip mortal!) Pero después, regresamos a la casa para festejar un poquito y dormir... Fui a dormir a las dos de la mañana y mi compañero se fue con su amiga especial... Me desperté a las siete de la mañana. Repito: las siete. De la mañana. No recordaba de ese siete de la mañana. Pero, llamé a mis compas para estar listo para salir... A las quince para las ocho, compramos comido de McDonald's para comer en camino. Llegamos a Battle Creek (otra ciudad que queda cerca de Kalamazoo) a la casa de nuestro maestro y despues, fuimos a Ann Arbor para una demonstración.

Dormí un poco en camino a Ann Arbor (y es horrible, porque estaba manejando también!) pero llegamos sin nada mal... Nos reunimos con nuestra familia (y él que va a dar la demo) y fuimos al lugar designado. Adentro de treinta minutos despues de llegar... Reconocer nuestra familia... Empezar la demo... Mi compa se rompió el dedo. En un macaco que él hacía como millones veces o más antes de este día. Fuimos al hospital... Y esperamos. Las doce. Y esperamos. La una. Y esperamos. La una y diez. El doctor mejoró el dedo con una acción. Muy rápidamente. Y fuimos. Y la demo ya había terminado.

Hicimos un pequeño círculo para que yo pudiera jugar poquito. Esa era bueno. Después, fuimos a un restaurante para comer alas de búfalos silvestres (Buffalo Wild Wings es un restaurante/bar). y regresamos a las casa de mi amigo y como-tío. Iba a ser una fiesta después. Una fiesta-capoeira. ¡Vamos a jugar capoeira!

Y festejamos un poquito en la casa antes de ir... hasta que yo no iba a manejar nada... Llegamos a la fiesta y pasamos como diez minutos adentro y mi compa tenía que ir para pasar la noche con su novia. Y no jugué capoeira.

Me desperté durante la media de la noche para manejar dos horas con el único tema de jugar capoeira con mi familia conocida y que-no-era-conocida. Y no jugué nada. Lo mejor de ese fin de semana era el restaurante y la pre-fiesta... La próxima vez, quedaré hasta el final, si necesito camino ocho horas para regresar a casa.